Fuencarral afrontó el segundo torneo de playa de su historia con ganas aunque poca experiencia en este tipo de terrenos. Una modalidad totalmente distinta de rugby que aún así afrontamos con un buen nutrido grupo de Fuenkarkas que viajaron a Santoña, Cantabria, a darlo todo.
Y no exageramos al decir que fuimos a darlo todo, quizás de más podría subrayar este cronista. Los Fuenkarkas emprendimos el viaje muy animados el viernes desde la meseta para desembarcar en la tranquila villa de Santoña. El plan más lógico, dada nuestra avanzada edad, hubiera sido el de acudir a degustar las delicias locales y después recogernos prudentemente para descansar y estar al cien por cien para el torneo. Sin embargo, esa regla no suele estar en el libro de jugadas de los veteranos de Fuencarral. Desde luego probamos las delicias locales en Casa Emilia y después acudimos a la carpa de la organización cual veinteañeros tras los exámenes. Lo demás es historia...
El día siguiente se levantó aciago, y no por las horas en la carpa, si no porque amenazaba con lluvia toda la mañana. Es lo que tiene el norte, aunque quizás al final agradecimos librarnos del sol abrasador a costa de un par de chaparrones. Arrancamos la mañana con los partidos de grupo y nos tocaba jugar contra Gaztedi y Majadahonda. Al principio se notó la caraja de no haber descansado bien y eso en un seven que dura apenas un cuarto de hora pasa factura. Aún así, en seguida los Fuenkarkas sacaron su garra y comenzaron a despegar poco a poco. El primero contra Gaztedi fue quizás el más duro, por la caraja y porque ellos sabían jugar muy bien a esto. A los Fuenkarkas, sin embargo, se nos notó la falta de experiencia en playa. Ellos buscaban el contacto y descargar el balón rápidamente en cada jugada para evitar los rucks y superar la línea. Nosotros jugábamos más al estilo XV y eso en playa, se nota. Aún así nosotros logramos subir un ensayo al marcador y ellos llegaron hasta en tres ocasiones. Para el segundo partido de grupo contra Majadahonda ya había cambiado bastante el ánimo y también nos había desengrasado del juego de playa. Ellos venían muy cortos de efectivos y tuvieron que tirar de refuerzos pero aún así no fueron suficientes contra unos Fuenkarkas que tenían ganas de jugar la final de oro. Al revés que en el partido anterior los de Fuencarral subieron tres ensayos al marcador mientras que Majadahonda solo logró batir nuestras líneas en una ocasión.
Superada la primera fase tuvimos tiempo de descansar, vivir el increíble ambiente de este torneo que reunió a más de mil jugadores entre una veintena de equipos masculinos, otra veintena de femeninos y hasta media docena de veteranos. Pudimos asistir a buenos partidos en todas las categorías con el mar Cantábrico de fondo y con poca lluvia que finalmente solo hizo aparición en un par de ocasiones de forma contundente.
Una derrota y una victoria nos dejaba a un paso de jugar la final de oro pero antes teníamos que jugar contra el primero del otro grupo los Tsunamis, equipo de veteranos de Químicas Complutense de Madrid. En este partido se notó nuevamente la experiencia de jugar en playa que es su especialidad. Nosotros aún no teníamos muy afinado el concepto de movilizar el balón lo más posible que en XV puede ser un problema pero que en playa es la santasanctórum. Tsunamis tuvieron oportunidades de ensayo y las aprovecharon, subiendo tres al marcador mientras que los Fuenkarkas solo lo conseguían en una ocasión.
Los cruces y el destino nos volvía a poner de nuevo enfrente a Gaztedi rugby en la final de plata. Ellos venían de perder contra Universitario de Cantabria que se jugaría la final de oro con Tsunamis y querían luchar por el segundo puesto. En esta ocasión el encuentro estuvo mucho más igualado, sin duda los de Fuencarral habíamos ido aprendiendo la lección y mantuvimos los marcadores muy igualados, primero un ensayo de uno, luego del otro y así casi hasta el final de los 14 minutos cuando los del norte lograron desempatar al filo del pitido final. Un partido que nos dejó la sensación de que podíamos haber hecho más en este torneo.
Como colofón final decir que los Fuenkarkas disfrutamos del torneo en general y del ambiente de rugby y playa. Estamos seguros de que repetiremos otro año y de que lucharemos por una de esas disputadas copas (también las de la barra). ¡Aúpa Rugby Fuencarral!