Es una gozada ver como cada año va cogiendo más peso este torneo (y no hablamos solo del de los participantes). Con toda la ilusión del mundo preparamos una jornada de rugby veterano, buen ambiente, amistad y sobre todo solidaridad. Este año el objetivo era reunir todo el dinero posible para techar un aula de una de las escuelas que la Fundación ITT tiene en Gambia.
Tocaba devolver la visita a Getafe después de que ellos estuvieran en nuestra casa en febrero. No era la primera vez que íbamos al Bercial a medirnos con los del sur y además en esta ocasión se planteaba un triangular con otro viejo conocido: los veteranos de Alcobendas.
Llegada la primavera tocaba ya viajecito para los Fuenkarkas. Que no decaiga la tradición, al menos dos viajes al año para hacer piña, conocer equipos nuevos y hacer amigos allá donde toque. Esta vez tocaba Salamanca, ciudad universitaria y bonita donde las haya. Un viaje para el que había muchas ganas.
Arranca una primavera más pero no es otra más. Hace un año todavía teníamos el miedo en el cuerpo con la pandemia y tratábamos de sortearla de todas las maneras, pero sobre todo anímicamente, con partidos que costaba agendar por el bicho. Precisamente uno de los primeros nos trajo a los veteranos de Majadahonda en enero del año pasado, siempre dispuestos a quemar un cartucho más.
Aunque la tarde amenazaba con ser bastante desapacible pocas cosas impiden que un partido de rugby se celebre (incluso un entrenamiento). Los veteranos de Fuencarral recibían en esta ocasión a los de Getafe, un tanto mermados en sus filas.