Último partido del cuarto año de la vida de este club y había ganas de celebrarlo a lo grande: con un buen partido y con un mejor tercer tiempo. Creemos que se cumplió con creces el objetivo.
Es una pena tener que escribir una crónica así pero quizás nos sirva de recordatorio para saber qué tipo de partidos queremos disputar en el futuro.
¡Qué ganas! ¡Qué ganas! ¡Qué ganas! Esa era la frase más repetida este semana antes del partido e incluso el mismo sábado cuando aparecían de nuevo esos nervios, viejos conocidos. Casi un mes de inactividad no impedía a los Fuenkarkas enfrentarse a un rival desconocido: el Olímpico de Pozuelo, histórico del rugby madrileño con mucho jugador entre sus filas aún en activo.
El final de la temporada debía celebrarse como es debido, muchos partidos de veteranos a la espalda a lo largo del año que debían rematarse como es debido: con un festival de veteranos. Allá que nos fuimos los Fuencarcas, a Valladolid, cuna de ilustres rugbiers y equipos y escenario mítico para cerrar nuestro año, los campos de rugby del Pepe Rojo.
Si hubiera que poner un ejemplo de día perfecto probablemente este sábado 21 de mayo hubiera reunido todas o casi todas las condiciones para serlo. La jornada auguraba rugby y felicidad a raudales: íbamos a ser anfitriones nuevamente de nuestro torneo solidario a favor de la Fundación ITT, íbamos a reecontrarnos con equipos a los que hemos visitado fuera y dentro de Madrid e íbamos a rematar la jornada viendo jugar a los Leones contra los Classic All Black.