Parece mentira pero otro año ha pasado ya y van 5 desde que este Club vio la luz y empezó a juntar jugadores de todo pelaje y condición para formar uno de los pocos, si no el único, club exclusivamente veterano de Madrid. Antes de hartarnos de polvorones está bien celebrar este año con un partidillo entre amigos.
Para ello contamos esta vez con Hortaleza que vino un poco corto de efectivos y tuvo que recurrir a lo que en rugby llamamos "mercenarios" y aún así vinieron justos. Por eso, y dado que los Fuenkarkas reuníamos cerca de 30 jugadores, decidimos pasar 4 o 5 jugadores al equipo visitante para poder disfrutar al máximo de la tarde de rugby y tener un partido reñido y competitivo, sin importar el color que defiendas.
Desde el minuto uno se demostró que la elección había sido acertada. Los dos equipos, muy igualados, lucharon cada centímetro del campo y cada balón que se disputaba. Aunque el equipo de los Fuenkarkas (de blanco) dispuso de la mayoría de balones el equipo Barbarian (de negro) pescó balones en cada mínima oportunidad que tuvo por la falta de apoyos en los rucks de los locales. Eso provocó unos primeros quince minutos muy intensos con una defensa férrea de los Barbarians, muchos golpes por parte de los de casa y pocas posibilidades de avanzar hasta la zona de ensayo. Aún así, los de Fuencarral continuaron su ataque golpeando fuerte con la delantera y buscando romper los espacios con jugadas de tres cuartos. La recompensa se materializó en la recta final de la primera parte con un ensayo casi bajo palos de la tres cuartos que ponía algo de distancia pero que no permitía a los de casa relajarse.
Descanso y tiempo para pensar en qué nos había fallado: demasiada intensidad que hacía que nos aceleráramos y no llegáramos a los apoyos para asegurar los balones. Teníamos que bajar una marcha y buscar un juego más sereno y medido. En los cambios, los Fuenkarkas que habían jugado la primera parte con los Barbarians de Hortaleza se pasaron a las filas locales y otros fueron a nutrir las líneas de los visitantes para mantener vivo el partido.
La segunda parte comenzó igualmente intensa pero es cierto que los Fuenkarkas supieron reducir esa marcha de más que habían metido al principio y desplegar un juego mucho más manejable. Eso, sumado a los errores de la línea Barbarians y al agotamiento propio de los visitantes que no habían tenido casi refresco dieron una vuelta por completo al partido visto en la primera parte. Fuencarral anotó un ensayo al poco de comenzar la segunda parte tras un impresionante empuje de su delantera que golpeó hasta entrar en la línea de ensayo subiendo el 2-0 al marcador. Los golpes estaban ahora más controlados pero aún así se sucedieron durante el todo el partido y en la segunda parte, unas veces cobrados como melés y otras lanzados a touche. De hecho, una de las mejores oportunidades para Hortaleza vino de un golpe sacado desde melé que la tres cuartos casi consigue llevar a la línea de ensayo pero que en el último momento se escapó de las manos. A partir de ahí, Fuencarral dominó claramente los tiempos y las jugadas, aprovechando el agotamiento del contrario y rebasando en numerosas ocasiones a la línea y a la delantera de los Barbarians: un ensayo por el ala al borde de la línea, un tercera rompiendo y corriendo medio campo para dar el pase final al zaguero y nuevamente otra escapada entre centro y ala que subió el 5-0 definitivo al marcador.
Resultados aparte, este cronista vio muchas caras de satisfacción en uno y otro equipo al acabar el partido, lo cual es la mejor recompensa para un partido de veteranos: divertirse y sin lesiones. Como es tradición, después pudimos disfrutar de un buen tercer tiempo en la sede de los Fuenkarkas y celebrar el cumpleaños de nuestro capitán. Un cierre perfecto de año al que no se le puede pedir más, rugbísticamente hablando.