Con la entrada del año había que bajar las polvorones navideños y volver de nuevo a la rutina y a sudar la camiseta. Esta vez tocaba contra Visigordos, los veteranos del equipo basado en el Viso de San Juan, en Toledo, a quien ya tuvimos la ocasión de visitar hace unos años.
Desde luego la jornada era inmejorable, después de unas semanas de frío y lluvia volvía el solecito a Madrid y a la zona norte. Por nuestra parte, casi una treintena de efectivos aunque con bastantes bajas en la tres cuartos debido a la marcha de nuestro querido Charly y a la triste lesión de rodilla de Cyril en uno de nuestros entrenamientos.
Ya desde el calentamiento se pudo ver que no salíamos del todo centrados en el partido. No sabríamos decir si caraja o simplemente que no estábamos lo concentrados que había que estar. Sea como fuere, los primeros compases del partido se desarrollaron a favor de los de casa. Tuvimos el dominio del balón, sin embargo, jugamos demasiado acelerados cometiendo bastantes fallos. Por otro lado, los Fuenkarkas fuimos bastante indisciplinados en lo que a parlotear por el campo y con el árbitro se refiere. A pesar de todo, logramos subir algún ensayo antes del descanso de agua a los 15 minutos pese a la dureza en los contactos de los Visigordos. No pudieron, sin embargo seguir el ritmo de fases que imprimieron los de casa subiendo ensayos tanto de delantera como tres cuartos.
La segunda parte fue un tanto distinta. Consciente o inconscientemente los castellano-manchegos decidieron conservar con audacia el balón fase tras fase de gordos. Los placajes de los de Fuencarral se sucedían pero sin lograr pescar la bola y cometiendo algunos golpes de castigo, lo que nuevamente nos dejaba casi quince minutos sin oler el cuero. Ellos trataron de avanzar casi siempre a la mano, lo que hizo más áspera este comienzo de la segunda parte. Aún así, en ningún momento la defensa Fuenkarka flaqueó al placaje llegando a frustrar diversas fases en zona de cinco y evitando finalmente que los visitantes plantaran el balón. Desmoralizados, quizás, los Visigordos tuvieron que encajar dos ensayos más en la segunda parte.
Cabe destacar la entereza y las ganas de pasarlo bien de nuestros visitantes, entre los que hay que reconocer la presencia de una mujer entre tanto viejo cascarrabias, Raquel. Además, en el tercer tiempo tuvimos la ocasión de compartir unas cervezas, algo de comer y hasta alguna copa entre los Visigordos que aguantaron en nuestra sede. ¡Un placer recibirlos y que se repita muchas veces!