Arranca una primavera más pero no es otra más. Hace un año todavía teníamos el miedo en el cuerpo con la pandemia y tratábamos de sortearla de todas las maneras, pero sobre todo anímicamente, con partidos que costaba agendar por el bicho. Precisamente uno de los primeros nos trajo a los veteranos de Majadahonda en enero del año pasado, siempre dispuestos a quemar un cartucho más.
Aquella vez tuvieron que combinarse con los equipos de la sierra, quizás por la falta de gente dispuesta a arriesgarse por el Coronavirus. Sin embargo, en esta ocasión vinieron con efectivos suficientes. Un equipo al completo de gente que lleva muchos años jugando junta para deleitarnos con un gran partido y disfrutar de una gran tarde de rugby de veteranos.
El partido se planteaba con toda su dureza desde el principio, ya sabíamos que Majadahonda tiene una delantera ruda y machacona. Desde el principio ese fue su planteamiento y nos lo hizo saber sin dilación. Los primeros compases del partido golpearon una y otra vez para ir arañando metros hasta la zona de ensayo. Choque tras choque, duramente defendido por los Fuenkarkas, se acercaron a la línea de ensayo y plantaron el balón a los cinco minutos de arrancar el encuentro.
Fuencarral no conseguía tener el balón en sus manos y eso jugaba en su contra para el despliegue de nuestro juego. Llegó el minuto quince y una acordada parada de agua sirvió quizás para serenar las cabezas y pensar cómo queríamos jugar de ahí en adelante. En apenas unos minutos la estrategia dio sus frutos, saliendo de una touch la delantera se recolocó por familias como hemos ensayado una y mil veces y logró romper la defensa de los tres cuartos de Majadahonda para ensayar bajo palos. El partido iba a seguir del lado de los de la capital pues los tres cuartos Fuenkarkas movieron bien el balón hacia las alas, propiciando una primera escapada por el ala derecha y otra por el izquierdo que pudo ser frenada por los majariegos. A la tercera fue la vencida y de vuelta al lado derecho en un dos contra uno Fuencarral logró la escapada y el ensayo en el borde derecho de la zona de ensayo.
Majadahonda no baja los brazos en ningún momento, ni en el final del primer tiempo ni a comienzo del segundo. Sin embargo, se ven muchos golpes y adelantados por ambas partes posiblemente a causa del cansancio. Quizás Fuencarral es quien sale más beneficiado y le saca más partido pues uno de esos avants es rápidamente recogido por un tres cuartos que se escapa por la banda izquierda para ensayar, lástima que el árbitro no avisara antes que no había ventaja pues hubiera sido el tres a uno en el marcador y hubiera ahorrado una carrerita al zaguero. Unos minutos después es Majadahonda la que saca partido de ese intercambio de adelantados y muy astutamente sale de una melé por el cerrado para superar en un tres contra uno al ala y plantar el ensayo.
La cosa no podía quedar así, había que sacarse el empate de encima, sin embargo no había manera de deshacer el marcador. Fuenka lo intenta uno y otra vez y se acerca a la 22 de Majdahonda con un tozudo juego de delantera que golpea una y otra vez ante la fuerte defensa contraria. Este continuo golpeo provoca muchos golpes de los majariegos y algún avant de Fuencarral que se queda con la miel en los labios. Hay nervios y ansia por plantar el ensayo. Los Fuenkarkas no cejan en su empeño e incluso llegan a jugar varios golpes a la mano buscando cortar la defensa contraría y en una de esas, una segunda fase de delanteros acaba con el tres a dos definitivo en el marcador. Un desempate muy sufrido.
Desde luego fue un partido disfrutado que dejó buenas sensaciones y la certeza de haberse medido a un rival con mucha garra. Después pudimos disfrutar de unas cervezas y un gran tercer tiempo en la sede de los Fuenkarkas como manda la tradición. ¡Aupa Fuencarral!