Nos hubiera gustado que el partido fuera en casa, casa, es decir en el nuevo campo de Rugby de Fuencarral - Tres Olivos pero no fue posible. Jugábamos en La autónoma, de locales, así que allí que nos subimos presagiando un día fantástico de rugby al sol.
Sin embargo, debe ser que al tomar los caminos hacia Mordor la niebla se apoderó del paisaje y nos plantábamos en la UAM con una estampa totalmente distinta: fría y grisácea ¡perfecta para el rugby también!. Así que allá que se metieron los veteranos de ambos bandos en los vestuarios comunes, desempacando mochilas llenas de fajas, rodilleras, radiosaliles y algún que otro complemento de rugby.
No conocíamos a estos veteranos de Getafe, era nuestro primer encuentro contra ellos, pero por la envergadura de sus jugadores intuíamos que el partido no iba a funcionar jugando solo al choque con nuestra delantera. Había que plantear un juego más abierto, más de tres cuartos y teníamos los elementos para hacerlo, sin duda. No obstante y a pesar de tener la estrategia clara, los de Fuencarral entramos con la caraja. Nos costaba arrancar la máquina y tampoco teníamos muy clara la estrategia de los rucks que, en otros partidos de veteranos, apenas sí se da margen a la disputa y en este el margen era más amplio. Ellos también atacaban, especialmente de delantera, pero nuestros gordos contuvieron con efectividad sus embistes sin dejar escapar ni una sola vez al contrario. Los de Fuencarral no cejaban en su empeño de chocar, desgastar y abrir a las tres cuartos. Había que probar, buscar el hueco, ver por dónde respiraban ellos y atacar. Costó que diera sus frutos pero al final llegó el ensayo.
A la vuelta del descanso ya habíamos logrado su desgaste y teníamos claro dónde podíamos encontra los huecos, así que la estrategia contiuó para dejarnos magníficas jugadas de nuestra tres cuartos que, apoyada por la delantera, traspasaba una y otra vez la línea de Getafe para plantar el ensayo hasta en seis ocasiones más. No vaya a creer el lector que los de Getafe bajaron los brazos, siguieron chocando con su delantera, buscando el contacto. Querían dejar su honra intacta y lo lograron tras acercarse a nuestra 22 y levantar un balón en un ruck para pillar desprevenida a nuestra defensa.
Un partido de lo más divertido donde ambas escuadras disfrutaron (o al menos eso creemos) y que después pudimos debatir amistosamente con unas cervezas y un picoteo en el tercer tiempo. Sin duda, una gran jornada de rugby.