En una tarde que pintaba de lo más desapacible los veteranos de Rugby Fuecarral se embarcaron nuevamente en un aventura hacia la sierra. Moralzarzal era el punto elegido.
Cual domingueros desembarcamos allí por la tarde del sábado con un poco de lluvia y muchas ganas de divertirnos, solo nos faltaba el mantel de cuadros y las tarteras pero el objetivo no era campear si no jugar al rugby. Los rivales a batir: Moralzarzal y Torrelodones. A los primeros los conocíamos ya en el campo, de los segundos solo teníamos algunas referencias. Así, nos metimos al vestuario dispuestos a enfundarnos nuevamente esas camisetas ajustaditas que tan poco nos recuerdan a nuestros inicios en el rugby y que tan bien marcan nuestras lorzas veteranas.
Salíamos a calentar y ya en el campo jugaban Moralzarzal y Torrelodones. Parecía que Moralzarzal dominaba el encuentro, los anfitriones sabían mover muy bien el balón por su tres cuartos y eso nos permitía ir perfilando nuestra estrategia de cara a nuestros primer encuentro que sería contra ellos. Solo faltaba desentumecer nuestros "trabajados" músculos agarrotados de tanta oficina y visitas al bar. Afortunadamente el tiempo nos quiso respetar y la lluvia que amenzaba al principio de la tarde se quedó allá arriba.
Arrancaba el partido contra Moralzarzal y enseguida entramos en el partido. Lográbamos desplegar nuestro juego y no enzarzarnos en los agrupamientos para no perder efectivos en nuestra defensa. Esto nos permitió contener los ataques de los locales que trataban de seguir con sus táctica anterior aunque ellos sí que ponían más gentes en los agrupamientos. No obstante, en una de esas lograron escaparse y llegar hasta zona de ensayo. Lo hacían sin dar un pase en 22, que es lo habitual en veteranos, y surgió un pequeño conflicto por las reglas. El árbitro decidió no dar el ensayo y entonces acordamos que no hacía falta pase en 22 para este encuentro con lo que el marcador seguí intacto. Aún así, los minutos en campo contrario estaban a nuestro favor y eso acabó viéndose reflejado en el marcador: Tras varias fases de golpeo de los delanteros de Fuencarral Juanito, a pase de Luis, lograba quitarse a un contrario con un impactante hand-off y correrse el campo hasta plantar el ensayo bajo palos (nadie le había dicho al pobriño que daba igual dónde lo plantara porque no hay transformación). Con el dominio de la posesión también llegaría otra magistral jugada de Jon que trataba a cada jugada de buscar el intervalo y colarse por entre las filas enemigas para marcar el segundo ensayo que cerraría el partido.
Ya casi dábamos el triangular por hecho: si habíamos vencido a Moralzarzal que a su vez había vencido a Torrelodones, no tendríamos problema en el segundo partido. Craso error. El partido de Moralzarzal había sido duro y nos había bajado la barrita del power al 20% y además los de Torrelodones cambiaron por completo su estrategia: Se dejaron de tanto ruck y deplegaron sus balones de forma mucho más inteligente. Tanto es así, que fueron varias las ocasiones en las que nos pillaron en superioridad para cruzar nuestra líneas. Menos mal que no todas las ocasiones acabaron en ensayo pero de dos no nos libramos y eso iba acrecentando nuestra frustación. Solo éramos capaces de defender bien en los agrupamientos y no cubrir la totalidad de la línea. Al descanso lo hablamos y vimos que estábamos acelerados en la apertura de balones y que lo que antes habia funcionado perfectamente en esta ocasión no estaba saliendo. Aún así nos dijimos: lo estamos pasando bien, vamos a seguir divirtiéndonos. Así que decidimos jugar un poco más de delantera: dos o tres fases para que los gorditos golpearan. Esto no evitó que nos comiéramos un ensayo más pero sí que sirvió para ordernar un poco más el juego y acercarnos a su 22. Tras golpear duramente contra sus líneas en un embiste contínuo de los delanteros ya casi en línea de 10 finalmente Vincent lograba levantar el balón, fintar a toda la defensa por el cerrado y plantar el ensayo en la esquina en una jugada a los Superrugby que nos dejaba al menos con la honra intacta.
En conclusión una tarde de lo más divertida de rugby, un tercer tiempo para comentar el partido, las jugadas y hablar de lo divino y de lo humano y una visita de lo más provechosa a la sierra.